Friday, August 3, 2012

El Silencio De Dios Favorece Al Mundo


El Silencio De Dios Favorece Al Mundo.

Nada indica que una sociedad basada en una "ética religiosa" tenga un mayor nivel de bienestar humano. La Investigación a nivel global sobre salud, felicidad y ética pública, muestra claramente que su relación es más bien la contaría.



(Ésta es una traducción personal del ensayo escrito por el Académico Bo Rothstein para la revista sueca "Sans" nr1 publicada en enero del 2012 por Sans Media AB)


Bo Rothstein es profesor en Ciencias Políticas en la universidad de Göteborg (Gotenburgo), es escritor y polemista. Investiga entre otras cosas, sobre el significado de instituciones confiables e imparciales para el desarrollo tanto social como económico.


Texto Bo Rothstein

Si uno observa el desarrollo social en una perspectiva un poco más lejana, digamos los últimos treinta y cinco años, es quizá unos de los mayores y más sorprendentes cambios, la creciente importancia de la religión en la política en muchos países. Hace treinta años, por ejemplo, no existía el movimiento de derecha cristiana como un factor político a tomar un cuenta en USA. Tampoco eran las distintas formas de Islamismo un factor de poder político en el mundo árabe. En la política Israelita dominó hasta fines de los 80' un fuerte Partido Trabajador y en el lado árabe no existía Hamás ni Hezbolá. En Suecia la Democracia Cristiana entra al parlamento recién en 1991 y durante el gobierno de Bildt, de 1991 al 94, es que el partido logra introducir una formulación en el plan de estudios de la Escuela Sueca, y establece que sus valores serán los de la cristiandad.

Históricamente por supuesto, la religión siempre ha jugado un gran rol político, pero desde al rededor del final de la segunda guerra y hasta la década de los 80, los valores seculares fueron los que dominaron. La iglesia católica quedó en mal pié por su fuerte apoyo a Franco durante y después de la guerra civil española, y su incapacidad de confrontar el fascismo alemán. Igualmente, la actuación del establishment de la iglesia protestante Sueca durante los estragos nazis no fue algo para jactarse. Pero durante la década del 80 algo ocurre, que crea una nueva base para el regreso a la política de las fuerzas religiosas.

Se debe mientras tanto destacar que el desarrollo no es completamente inequívoco. Que la Irlanda católica tenga ahora un primer ministro que critique fuertemente el ocultamiento por parte de la iglesia católica de muchos crímenes pedófilos cometidos por sacerdotes (¡que llevó a Irlanda a cerrar su embajada en El Vaticano!), indica la dirección contraria. Así mismo, parece que la antes fuerte influencia de la iglesia católica en la canadiense Quebec está passé. Pero en general y por sobre todo en una perspectiva global, creo que mi tesis concuerda. En su libro Sacred And Secular los cientistas políticos Ronald Inglehart y Pipa Norris, aseguran que en el planeta jamás ha habido tantas personas que abracen los valores tradicionales religiosos como ahora.

Uno puede naturalmente tener muchas formas de comprender este desarrollo, pero una pregunta que se debe hacer es si las sociedades que se caracterizan por ser más religiosas, son una buena sociedad en la cual vivir. Por supuesto cómo definir qué es "una buena sociedad" es una pregunta valórica, pero también es una pregunta que interesará cada vez más a los investigadores. Filósofos y economistas, al igual que la galardonada por el Nobel Amartya Sen, ha lanzado la idea que una buena -en el sentido de justa- sociedad nos debe dar recursos que nos ayuden a lograr nuestro potencial como humanos, lo cual supone ser la base para el "bienestar humano". Luego, es crítica a los economistas e investigadores sociales rutinario uso del BNP per capita como medición para el bienestar humano, y se refiere a que lo importante no es el dinero, sino cómo estos se utilizan para dar a las personas distintas capacidades (capabilities) que aportan a su bienestar. Esta idea se ha tomado por más investigadores empíricamente orientados como Michelle Lamont y Peter Hall de Harvard en el libro Successful Societies. Ante todo estos investigadores utilizan distintas mediciones sobre la salud de la población, por ejemplo la oportunidad de los niños a sobrevivir los primeros 5 años y cuántos años se espera vivir con una salud relativamente buena. Otros investigadores utilizan mediciones más subjetivas como por ejemplo, en qué medida las personas de una sociedad consideran "conformes con su vida" o incluso "felices". Otra medición subjetiva es, en qué grado las personas consideran que uno en general pueda confiar en otros, lo que supone una evaluación de cómo uno entiende el contenido moral en su sociedad. Mediciones "más duras" son por ejemplo el número de niños que pueden ir a la escuela y el acceso de las personas a aguas limpias.

Desde el 2004, guío junto a Sören Holmberg un programa de investigación aún más grande en la universidad de Göteborg, la cual trata preguntas sobre la calidad en el administración social en una perspectiva comparativa global (QoG: The Quality Of Government Institute). Entre el material que hemos recopilado encontramos lo que ahora sea probablemente la más grande base de datos reunida del mundo, con distintas mediciones en lo que se cuenta como "bienestar humano". También tenemos información sobre en qué cuantía la población dice tener valores religiosos o una ética más laica. La fuente principal para estos datos sobre valores religiosos, es uno del los más grandes programas empíricos de investigación en el cual también participamos -World Values Survey- que en distintos ciclos desde 1981, ha realizado encuestas con muestras representativas de la población en una gran selección de países (hasta ahora al rededor de cien). A esto naturalmente acompaña una gran cantidad de datos sobre la calidad de la dirección social, por ejemplo mediciones del grado de corrupción, democracia y en qué medida las administraciones públicas de los países y sus tribunales ejercen los principios del estado de derecho.

Desde estos datos que se logra vislumbrar el argumento principal que los partidos religiosos y políticos han mostrado hoy en día, esto es, que si la sociedad se caracteriza por valores religiosos será mejor en el sentido que el bienestar humano crece. También hoy podemos dar respuestas fundadas empíricamente sobre la pregunta , si la religión en general es buena para el bienestar humano. O al contrario -si uno desea ver una sociedad en la que pocos niños mueren, donde las personas tienen largas vidas en buena salud, donde consideran estar conformes con su vida, donde consideran que se puede confiar en la mayoría, donde en general hay acceso a agua limpia, donde la corrupción es baja y el bienestar económico es alto y igualitariamente distribuido- ¿debe uno esforzarse por una sociedad fuertemente caracterizada por valores religiosos? La respuesta a esa pregunta es un claro y rotundo no. Entre las más de 25 mediciones que tenemos de bienestar humano, no hay una sola que tenga una correlación positiva con el grado de valores religiosos en la población. Al contrario, mientras más una sociedad se caracteriza de valores seculares, más alto es el bienestar humano de esas sociedades según estas mediciones. Esto es en general también válido si sólo se comparan países que son dominados por el cristianismo.

Esta relación negativa entre la fuerza de valores religiosos y el bienestar humano, es en general también válida incluso si se controla el grado de desarrollo económico. En USA, que esta poderosamente más marcado de valores religiosos que, por ejemplo, los países nórdicos e incluso posee un mayor BNP, viven cerca de un veinte por ciento de niños en lo que los investigadores definen como pobreza, mientras la cifra comparativa de los países nórdicos es del cuatro por ciento. La fracción de personas que asegura considerar a otros como confiables, es también mucho menor en USA que en países nórdicos.

Una pregunta especialmente interesante, es la relación de la moral social con la religión. Una recurrente aseveración de quienes creen que los valores religiosos deberían caracterizar no sólo la vida privada y las relaciones personales, sino también la política y la sociedad en sí, es que esto crearía una mejor moral social. Esto tampoco tiene algún apoyo en los datos disponibles. Contrariamente, mientras más un país se caracteriza por valores religiosos, más generalizada es la corrupción. Y mientras más las personas de un país tienen valores religiosos, menor es su consideración a que se pueda confiar en otras personas.

Yo no dudo que la religión pueda tener un gran valor para el bienestar de personas individuales, y tener una muy positiva influencia en relaciones privadas y cercanas. Pero al contrario, no existe ninguna indicación que la religión tenga una influencia generalizada positiva a nivel social, para crear una buena sociedad o inclusive de alto nivel moral. Como otras cosas importantes en nuestras vidas, es probablemente mejor que ésta actividad se mantenga en la esfera privada.

Gráficas presentadas
Traducción: Alfredo Toño Silva.

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